FEDERACION ESPAÑOLA DE MUNICIPIOS Y PROVINCIAS

19 Noviembre 2024

Bibliobús: la biblioteca sobre ruedas que dinamiza la cultura en entornos rurales

La biblioteca móvil o bibliobús viaja prácticamente por toda España para ofrecer este servicio público con una cota de calidad comparable a la de las bibliotecas fi jas. Es una prestación esencial en enclaves rurales, donde su función va más allá de la cultura, “son un verdadero recurso integral para la vida cotidiana de estos pueblos”.



El bibliobús o servicio de bibliotecas móviles transportan la literatura a casi todo el territorio español. Viajan a municipios con poca densidad de población o a territorios alejados de núcleos urbanos, es decir, a aquellos pueblos y barrios que no cuentan con ningún tipo de infraestructura bibliotecaria. Posibilitan el acceso de los ciudadanos a este tipo de prestación pública con unas cotas de calidad comparables a la de las bibliotecas fijas.
 
Se calcula que la ¢lota de 77 bibliotecas públicas móviles da servicio a alrededor de 11 millones personas, es decir, de cada cuatro ciudadanos que usan la biblioteca en España, uno es atendido por un bibliobús. 
 
Sin duda, es en el medio rural donde este servicio se convierte en esencial ya que su función va más allá de las relacionadas con la lectura y la cultura. El bibliobús en estos territorios de baja densidad de población se erige como un valioso centro de recursos que satisface las necesidades de información y entretenimiento, fomentando un espacio para la vida social y una manera de combatir el aislamiento y la soledad de las personas de forma educativa.
 
Sus bibliotecarios se agrupan en una asociación, Aclebim, que nació en 1992 en Castilla y León para compartir inquietudes y experiencias de los profesionales de esa comunidad autonómica. Desde 2007 es de carácter nacional. Celebran cada dos años un congreso nacional. El último, celebrado en 2019, se centró precisamente en la labor de este servicio como agente activo en favor de la repoblación. 
 
Su presidente es Roberto Soto, quien además trabajó en un bibliobús de León durante 13 años. Su pasión por este servicio se aprecia desde los primeros minutos de conversación con Carta Local. Él, como otros tantos bibliotecarios, ha sido testigo de la despoblación del medio rural desde que en 1973 comenzara a circular la primera biblioteca móvil de carácter rural por Toledo. “La gente se va de los pueblos porque no tienen servicios de calidad, y el bibliobús lo es”. Afirma que las bibliotecas móviles son una parte de la solución a la despoblación porque son un “verdadero recurso integral para la vida cotidiana de estos pueblos”. 
 
Cercanía, confianza, complicidad son las señas de identidad del bibliobús cuyo cometido va más allá de entretener: “Estamos haciendo un bien por la población”. Soto señala que el bibliotecario y el lector establecen un trato muy cercano “al centrarnos en la población rural, nuestros usuarios son fundamentalmente personas mayores con las que, además de sugerirles lecturas que les ayuden a mitigar la soledad, también conversamos sobre su vida diaria. Por eso el bibliotecario de este servicio ha de ser una persona “altamente motivada, muy comprometida y con don de gentes”. 
 
Además de ofrecer una colección de préstamo amplia para todas las edades, entre libros, vídeos, CD y DVD, como cualquier biblioteca física, también disponen de un amplio abanico de servicios de “cualquier tema que nos demanden nuestros usuarios”. Así, ofrecen formación en ecología, nuevas tecnologías, reciclaje, agricultura. Se adaptan a las necesidades que puedan ir surgiendo, ofreciendo soluciones puntuales a asuntos concretos “el bibliobús les lleva lo que necesitan, así fidelizamos a la población, y evitamos el desarraigo, que la juventud cuente con el bibliobús como un recurso más para no irse”. 
 
La animación a la lectura también tiene cabida en los bibliobuses como una de las fórmulas más exitosas para aumentar la comunidad lectora. Desarrollan actividades propias dirigidas al público infantil, como en el caso de los bibliobuses escolares de Zamora y Burgos, o clubs de lectores para mayores, “creando un momento de reunión con los vecinos en torno a la cultura, al tiempo que establecen vínculos entre ellos, afianzando y cohesionando aún más la colectividad”. 
 
Si bien es un servicio consolidado, no deja de actualizarse cada año avanzando en diferentes servicios para llevar nuevas actividades a una población rural que “merece un trato premium porque nos están guardando el país de una posible desertización, y el bibliobús quiere recompensarles por ello”, subraya Soto. 
 
El principal reto de este servicio bibliotecario tan especial pasa por llegar a atender al 100% de la población ya que hay todavía un millón y medio de personas que no tienen acceso a esta prestación. “Estos usuarios potenciales encuentran en zonas de baja densidad de población donde una biblioteca física no sería rentable, pero el bibliobús sí lo es porque es la solución bibliotecaria de calidad más sostenible”, destaca Soto. De hecho, el coste de llegar a todas las poblaciones de menos de 1.000 habitantes ya está calculado por el grupo de trabajo configurado en el seno del Ministerio de Cultura sobre la atención al medio rural. “Costaría en torno a 18 millones de euros, una inversión más que justificada ya que el beneficio es muy rentable y hablamos de un servicio que no necesita publicidad”. El Presidente de Aclebim subraya la necesidad de aumentar la visibilidad de los bibliobuses para que “que se entiendan sus grandes posibilidades a la hora de mitigar la despoblación y hacer más agradable y sostenible la vida de las personas de zonas rurales“. 
 
El bibliobús en la ‘nueva normalidad’
 
El servicio de las bibliotecas móviles también ha tenido que adaptarse a las especiales circunstancias de alerta sanitaria para seguir trabajando por el medio rural. Y lo hacen cumpliendo con un riguroso protocolo de seguridad dirigido a preservar la salud de usuarios y trabajadores para hacer de estas bibliotecas sobre ruedas un espacio cultural seguro. 
 
Esta adaptación a la ‘nueva normalidad’ repercute no solo en una atención más lenta, sino que también afecta al trato cercano y de confianza que les caracteriza. 
 
Alfombras, geles, mamparas, mascarillas y distancia interpersonal ahora también forman parte del día a día del bibliobús. “Estamos funcionando casi como siempre gracias a la colaboración de los ciudadanos para seguir llegando a quienes hacemos mucha falta ahora, porque la cultura ha demostrado en estos tiempos de pandemia y confinamiento que es un servicio más esencial que nunca, imprescindible para conseguir la paz emocional cuando no podíamos salir y ahora que el contacto social ha de reducirse a lo estrictamente necesario”. 
 
 
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