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19 Julio 2024

Joan Clos: Hay que revisar todo el proceso urbanizador, estamos en una situación delicada

Este mes de octubre se celebra en Quito (Ecuador) la Conferencia Hábitat III, “el examen de los ultimos 20 años de urbanización en el mundo y la elaboración de propuestas para mejorarla en los próximos 20 años”. Esas propuestas se recogen en La Nueva Agenda Urbana que debe servir “para que la ciudad funcione mejor, para que sea más digna y más equitativa y capaz de generar prosperidad con más empleos y mejor cualificados”. Palabras de Joan Clos, Secretario General de la Conferencia Hábitat III, Director Ejecutivo de ONU-Hábitat y Secretario General Adjunto de la ONU. Carta Local ha hablado con él



Del 17 al 20 de octubre se celebra en Quito la Conferencia Hábitat III, la del Desarrollo Urbano Sostenible, ¿cuáles son los objetivos de esta cumbre?

Básicamente es repasar los últimos 20 años de la urbanización y a partir de ahí proponer estrategias a los Estados miembros de las Naciones Unidas para mejorar la urbanización en los próximos 20 años. Es decir, es un alto en el camino, es una reflexión que se quiere hacer muy participativa, no sólo entre los Estados miembros sino dando voz a los Alcaldes, la Administración Local, y también a las entidades sociales que participan en las actividades municipales y a todos los actores de la urbanización, incluido también el sector privado. Se trata, por tanto, de una reflexión lo más global posible sobre la urbanización, sus problemas, que lamentablemente son muchos, y sobre líneas de actuación de futuro.

En base a esos objetivos, ¿qué saldrá de Quito?

El gran objetivo es elaborar La Nueva Agenda Urbana que es un intento de articular una reflexión ordenada sobre los aspectos fundamentales de la urbanización. La urbanización es muy compleja, tiene muchos aspectos y muchas derivadas y hay que tratarla desde todos los puntos de vista, y conviene hacer un esfuerzo de volver a los principios básicos, a los fundamentales, para que podamos mejorar la urbanización. Lamentablemente, en los últimos 20 años la urbanización no se ha caracterizado por su calidad, más bien al contrario: tenemos demasiado crecimiento del espacio ocupado por la ciudad, disminución de la densidad, incremento de los costes, empeoramiento de la accesibilidad a los bienes urbanos, la vivienda se ha hecho más cara, los problemas de la contaminación continúan siendo muy evidentes… Y ahora tenemos añadido, además, desde la crisis de 2008, todo el tema de la crisis social derivada del desempleo, de los salarios bajos, y en cierta forma de disminución del estado del bienestar. Todo esto está sometiendo a las ciudades a un estrés importante, y, además, en los países en vías de desarrollo, que es donde más urbanización se está haciendo en estos momentos, se da la situación de que la urbanización crece pero la capacidad de los gobiernos de planificarla decrece. Estamos, por tanto, en una situación ciertamente delicada que requiere de un compro miso de revisión de todo el proceso urbanizador.

Ahora volveremos a la Agenda Urbana, antes nos quedamos en la palabra que más está repitiendo y que es eje o asunto central de la cumbre: urbanización. Díganos cómo hemos de ‘traducirla’: ¿la urbanización de lo que venga (borrón y cuenta nueva y mirar hacia delante) o también re-urbanización?

En urbanización el borrón y cuenta nueva casi nunca es la solución, como tampoco lo es las ciudades artificiales o nuevas. La urbanización es un proceso social que se construye con la sociedad y por lo tanto la urbanización no es aspecto técnico ni constructivo, tiene que ver más con la construcción de una ciudad humana, con la articulación de una sociedad humana. En ese sentido, nosotros no somos favorables a las nuevas ciudades por sistema, preferimos siempre que sea posible construir sobre ciudades y culturas preexistentes con lo cual se consigue dar sentido humano a la ciudad. Pero hay que hacerlo bien, cuando la ciudad crece ese crecimiento hay que hacerlo bien planificado: cuando se puede redensificar hay que redensificar, cuando se puede reprogramar porque hay unas partes que se han vuelto algo obsoletas en la ciudad hay que volverlo a hacer bien… Es decir, se requiere un compromiso decisivo para apostar por una buena calidad de urbanización, y en la mayoría de los casos es reurbanización.

Todo eso tiene un coste, que será elevado, y, claro, la pregunta sería quién lo paga. Ustedes, en sus reflexiones y propuestas de trabajo, hablan de sistemas fiscales locales… ¿a qué se refieren, qué es, cómo sería?

Pagar la urbanización es un tema que siempre sale como si fuese el gran tema que impide que se urbanice bien, pero no es el gran problema ni es lo más principal. Una de las cosas que quizá no sean muy evidentes es que la urbanización genera dinero, y de hecho genera mucho dinero, y además hay mucha gente que sabe hacer dinero con las ciudades… Por lo tanto, el tema urbanización es cómo conseguir recursos para hacer la urbanización bien: la urbanización genera recursos y esos recursos hay que redistribuirlos, no se los puede quedar uno solo, un actor solo, el dueño del suelo o el que sea. Realmente hay que hacer políticas de redistribución de la renta de tal forma que el valor generado por las ciudades se redistribuya y pueda permitir la buena construcción de la ciudad que en sí misma contribuye a añadir más valor. Es un ciclo positivo de creación de valor y para hacer esto hay que tener sistemas fiscales que funcionen, que sean realmente redistributivos… Hay que ponerle el cascabel al gato…, esto tiene muchas oposiciones pero pensar que para la urbanización el dinero va a caer del cielo, o va a llegar de no se sabe dónde, es un pensamiento mágico, no es de aplicación práctica en la vida real. En la vida real lo que hay que hacer es una buena colaboración entre el gobierno nacional y el gobierno local, estructurar bien los mecanismos de la financiación local, con las adecuadas transferencias -si conviene del Estado, y luego ser muy justos y transparentes en el compartir el valor creado en la ciudad. Con esto se consiguen sistemas fiscales que sostienen un buen plan de inversión.

“Estructurar bien los mecanismos de la financiación local”, dice. En ese contexto, usted recientemente publicó un artículo en El País en el que hablaba del fortalecimiento de la Administración Local. ¿Eso cómo se hace, cómo se fortalece a la Administración Local?

Dándole más poder. Dándole más poder jurídico para regular la urbanización, y dándole más poder financiero para que pueda dotarse de los instrumentos financieros convenientes, estructurando unos mecanismos que les permita estar en los mercados financieros, si conviene, siempre bajo un cierto orden general. Pero esto, que para nosotros es bastante evidente, para muchos países es un futurible muy muy lejano, como dentro de cinco siglos… Nosotros esto lo proponemos a nivel global porque hay muchas partes del mundo donde este reconocimiento formal de la Administración Local no es tal, se ve siempre como un contrapoder político y por lo tanto no se le apoya.

Todas estas reflexiones, tanto de pasado reciente como de futuro cercano, desembocarán, como ya apuntó, en La Nueva Agenda Urbana. Volvamos a ella, para fijar conceptos: ¿Para qué sirve, servirá o debería servir la Nueva Agenda Urbana?

Sirve para que la ciudad funcione mejor, para que la ciudad sea más digna, más equitativa, más capaz de generar prosperidad y con ello más empleos y mejor cualificados… La urbanización hasta ahora se ha asociado poco a las políticas de desarrollo, cuando hablas con un especialista de desarrollo siempre te hablan de la energía o de las infraestructuras pero casi nunca te hablan de la contribución de la urbanización al desarrollo… Sabemos que todos los países que se han desarrollado se han urbanizado, por lo tanto urbanización y desarrollo están íntimamente asociados. La urbanización no es sólo una lista de problemas, es también una manera de acelerar el desarrollo de un país y generar puestos de trabajo, sobre todo para los jóvenes que son los que en las ciudades se encuentran digamos más dispuestos a aprovechar las oportunidades de la ciudad que es un nudo de comunicación, un gran densidad de intercambio informativo o de iniciativas o de innovación… Yo creo que la ciudad emergente es esta ciudad de las oportunidades para los jóvenes.

Y para que todo esto funcione ¿qué papel han de jugar los ciudadanos, qué tenemos que hacer?

Primero pedir que la sociedad funcione bien, ser críticos y ejercer nuestros derechos democráticos a la hora de exigir a los gobernantes que la ciudad funcione bien, no tan sólo a los (gobernantes) locales sino también a los nacionales porque el buen funcionamiento de una ciudad es fruto de la conjunción de las políticas locales y de las políticas nacionales. El buen éxito de una ciudad se consigue por la buena conjunción de buenas políticas locales y buenas políticas nacionales, que esto a veces se olvida.
 
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