FEDERACION ESPAÑOLA DE MUNICIPIOS Y PROVINCIAS

19 Julio 2024

“El futuro de las nuevas generaciones peligra sin compromiso con la sostenibilidad”

Las ciudades fueron las primeras en responder cuando los Objetivos de Desarrollo Sostenible, impulsados por Naciones Unidas, vinieron a marcar las líneas de una nueva agenda con los 17 retos que emplazan a 2030 su horizonte de cumplimiento. Así lo asegura el que fuera Ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos que, además, advierte del riesgo que el incumplimiento de esos objetivos supone para la supervivencia del planeta y del futuro de la Humanidad. Ahora, desde la Presidencia de la REDS y su presencia en el Consejo Asesor de la Red Global, trabaja para conseguir el compromiso con la sostenibilidad de los ámbitos administrativo, académico y empresarial mediante acuerdos como el suscrito con la FEMP.



¿Usted cree que alcanzaremos en 2030 los Objetivos de Desarrollo Sostenible?

No es que lo crea, es que debemos llegar; es una urgencia, una agenda que no podemos eludir. Si no llegamos, el mundo se acercará a una situación imposible, por eso, todos tenemos que movilizarnos para que se puedan alcanzar definitivamente estos 17 Objetivos.

¿Qué falló para no llegar en 2015 a los Objetivos de Desarrollo del Milenio?

Yo creo que faltó voluntad política, que siempre es un elemento esencial. Los ODM se observaron como una tarea dirigida exclusivamente a una parte de la Humanidad, que son los países en vías de desarrollo, en principio los destinados para alcanzar esos objetivos, sin que el mundo desarrollado se sintiese tan comprometido.

Sin embargo, los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aprobados en septiembre de 2015, obligan a toda la comunidad internacional, toda ella está comprometida y afectada. Por eso esperamos que la respuesta sea global y que incluya elementos suficientes de compromiso político y financiero para poder alcanzarse.

Ante los ODM se aprecia mayor compromiso de la sociedad civil pero ¿hay también más compromiso de los Gobiernos?

Vivimos en un mundo en plena transformación. Estados miembros y Gobiernos no son ya los actores únicos ante los cambios que han de producirse; hay que contar con otros, como la sociedad civil, las Administraciones intermedias (entre las que figuran los Ayuntamientos) o el sector privado. Todos hemos de tomar conciencia de que hay una nueva agenda, la de la sostenibilidad, a la que hemos de comprometernos porque si no lo hacemos ponemos en peligro la supervivencia del planeta y el futuro de las nuevas generaciones.

El Secretario General de Naciones Unidas puso de manifiesto que los ODS sólo podrían alcanzarse en el ámbito mundial si previamente habían sido asumidos y alcanzados en las ciudades. ¿Las ciudades son conscientes de su responsabilidad en este sentido?

Cuando se lanzó el debate que permitió el paso de los ODM a los ODS, con toda su labor de pedagogía y sensibilización, constatamos que los actores que respondieron de manera más inmediata fueron las ciudades, precisamente porque viven los problemas y el día a día con mayor impacto, porque se preocupan de que el medio ambiente sea el mejor posible para sus ciudadanos; buscan el desarrollo económico sin guetos ni marginación, para ofrecer a sus vecinos una vida más sostenible. Puedo decir sin temor a equivocarme que hasta ahora la mejor respuesta a los ODS ha venido de las ciudades.

Y desde Habitat, dirigido por Joan Clos, y más en concreto con la conferencia Hábitat III, puede darse el pistoletazo de salida a la agenda de sostenibilidad y pueden aportarse avances sustanciales para el cumplimiento de sus objetivos.

España ocupa el puesto 30 de 149 en cumplimiento de ODS, según apuntan los resultados del trabajo de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible y la Fundación Bertelsmann ¿Necesitamos mejorar?

Yo creo que no vamos bien. Ser el país trigésimo en un índice de 149 indica que nos queda un largo camino que recorrer. Si además tenemos en cuenta que en el marco de la OCDE somos el país 26 de 34, no es para sentirse orgullosos… Somos un país moderno, generoso, solidario que, sin embargo, ha dejado por el camino algunos compromisos y esfuerzos que se empezaron a realizar y que se detuvieron por una crisis que nos ha retrasado enormemente en esa agenda de sostenibilidad.

De los 17 Objetivos solo tenemos indicador verde en el correspondiente a igualdad de género. Hay 7 indicadores en amarillo y 9 en rojo. Nos queda mucho que hacer, principalmente en lo que afecta a desigualdad económica, algo que resulta extraño en un país de la OCDE que ha crecido y mejorado su nivel de desarrollo. Aun así, la desigualdad ha aumentado en los últimos años y se manifiesta en aspectos sociales, en educación, sanidad, y también en lo que afecta a transición energética y lucha contra el cambio climático.

Son tareas que los ciudadanos españoles nos hemos de plantear como prioritarias y exigir su cumplimiento tanto al Gobierno de España y como a las Administraciones intermedias que son Comunidades Autónomas y Ayuntamientos. Y precisamente con este fin hemos firmado el convenio con la FEMP, para invitar a más de 8.000 Ayuntamientos a asumir y poner en práctica su compromiso con los ODS.

¿Existe alguna recomendación específica para Gobiernos Locales en este sentido?


El primer objetivo es que los municipios suscriban la Carta de Sostenibilidad y, con ella, su voluntad de llevar a cabo políticas en esa línea. A partir de ahí, lo que pedimos desde la REDS a cada Ayuntamiento es que busque soluciones prácticas, adecuadas a su entorno y circunstancias para cumplir con las prioridades y objetivos que son más inmediatos. Sabemos que cada municipio tiene su propia historia y su propio entorno, y de ahí viene su riqueza y nuestro interés en acompañar los esfuerzos que puedan llevar a cabo en el futuro.

En ese ranking de países que están más cerca de los ODS, los países nórdicos figuran en las mejores posiciones.

Aunque creo que no hay que introducir las agendas políticas, parece que la socialdemocracia de los países nórdicos les ha impulsado desde hace largo tiempo a fijarse agendas innovadoras, que acompañaban las demandas de una sociedad desarrollada que debía de cuidar su medio ambiente y garantizar sus recursos naturales y mirar al futuro con perspectiva de sostenibilidad. Sus resultados actuales no responden simplemente a políticas exigentes y rigurosas que hayan podido aplicar durante los últimos tres o cuatro años, sino al hecho de que heredar una visión de cambio político social y económico distinto al de otras sociedades. El nórdico ha sido un modelo que muchos han mirado como ejemplo a seguir.

En cuanto a sus debilidades, se trata de sociedades quizá menos solidarias que otras. Pero en lo que se refiere a cumplimiento de objetivos, tienen una tendencia positiva que deberían imitar otras sociedades.
 
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