FEDERACION ESPAÑOLA DE MUNICIPIOS Y PROVINCIAS

19 Noviembre 2024

La pérdida de población ha llegado también a las capitales de provincia

El reto demográfico ha dejado de ser un asunto exclusivo del medio rural. En los últimos años han sido varias las capitales de provincia que han visto reducirse su población mientras las grandes urbes siguen creciendo y creando espacios donde la calidad de vida pierde puntos, entre otras cuestiones, por el deterioro ambiental. En este marco, la Presidenta de la Diputación de Palencia, Ángeles Armisén, anfitriona del tercer Congreso sobre Despoblación que entre el 18 y el 19 de octubre se va a celebrar en Aguilar de Campoo, reivindica conectividad, mejoras en las comunicaciones y medios que garanticen el acceso a los servicios para los residentes en las áreas en riesgo demográfico. Transversalidad en las políticas, actuaciones concretas y responsabilidad de los Gobiernos, “que allí donde no llega la iniciativa privada, actúe lo público”.



Por razones diferentes, una veces familiares, otras afectivas o sociales, casi todo el mundo tiene un pueblo. ¿Cuál es el suyo?

De pequeña fue Grijota, el pueblo de la familia de mi madre, donde mis abuelos tenían la casa familiar. Ahora, sin embargo, tenemos más vinculación con Paredes de Nava, el pueblo de la familia de mi marido, donde él nació, y al que vamos con más frecuencia.

¿En alguno de esos pueblos tiene alguna historia personal relacionada con la despoblación?

En Paredes de Nava, en la familia de mi suegro. Eran seis hermanos y hace muchos años, todos ellos emigraron por motivos económicos a Palencia capital y crearon una empresa. Fueron otros muchos los que en esa misma época también emigraron, sobre todo al País Vasco. Las siguientes generaciones ya nacieron y vivieron fuera del pueblo. Ahora, sin embargo, algunos están volviendo a sus casas familiares y, aunque no residan durante todo el año, sí buscan estar allí el mayor tiempo posible.

Preside la Diputación de Palencia, una de las provincias afectadas por pérdida de población. ¿Qué tres medidas propondría para reducir la sangría de los pueblos?


Para dar un dato, la provincia de Palencia tiene más o menos la misma extensión, que la Comunidad de Madrid o que el País Vasco. En la Comunidad Autónoma, Castilla y León, con nueve provincias, tenemos 2,5 millones de habitantes, los mismos que en el País Vasco. Estamos ante un territorio muy extenso, con poca población y muy diversificado. En Palencia existen muchos pueblos con menos población que algunas urbanizaciones de Madrid.

¿Tres medidas? Primero la conectividad, internet es la gran oportunidad del medio rural para pasar de conectar territorios a conectar personas. Es el gran reto, como en su momento lo fue el teléfono. Conectar a quienes tienen menos posibilidades por su emplazamiento geográfico y permitirles llevar a cabo actividades cuyo desarrollo solo necesita una buena conexión a internet y un ordenador, debería ser una prioridad. La conectividad debería considerarse un servicio público.

En segundo lugar, el transporte, el transporte público. En la mayoría de nuestras zonas la actividad privada de transporte no se implanta porque no es rentable, como puede serlo en una gran ciudad o en el litoral, donde se concentra la población. Y allí donde no llega lo privado tiene que llegar lo público. En la España de interior las personas necesitan movilidad para ejercer su derecho de acceso a los servicios básicos y, por eso, es imprescindible que haya un transporte público suficiente y necesario.

Y en tercer lugar, avanzar en la igualdad de derechos, porque cada uno vive donde quiere, con la posibilidad de acceder a los mismos derechos y a la igualdad de oportunidades.

Para poblar la despoblación ¿qué medidas propondría?

Lo primero, desarrollo económico y creación de empleo. Ninguna familia va a un lugar si no tiene una manera de ganarse la vida. De ahí la generación de empleo y el desarrollo que intentamos fomentar e impulsar desde todas las Administraciones. Y además, primar empleo e iniciativa económica para las mujeres, porque en las familias, de cualquier modelo de familia, normalmente quien toma ese tipo de decisiones y quien más va a influir en la despoblación o la repoblación, van a ser las mujeres. Ellas fueron las primeras que abandonaron el medio rural, porque eran las menos vinculadas a las actividades primarias; en cambio, fuera de ese entorno, accedían a otro tipo de trabajos como por ejemplo, el servicio doméstico. Ahora tenemos que intentar que vean el medio rural como una oportunidad.

Lo segundo, los servicios, servicios básicos en sentido amplio, porque todos queremos las mejores oportunidades para nuestros hijos, y por eso son precisos servicios educativos de calidad (muchos de los cuáles se pueden prestar on line); y todos demandamos un servicio sanitario, accesible y para todos, por ejemplo.

Y en tercer lugar, aunque quizá debería ser lo primero, hacer atractivo el medio rural, volver a fomentar sus valores, los de vivir despacio y en contacto con la naturaleza, que también se está perdiendo. Estamos ya en generaciones que no han conocido nunca un pueblo. Yo creo que el medio rural va a volver, y va a hacerlo porque el medio urbano demanda todo lo que produce el medio rural. Siempre digo que la despoblación, los pueblos de 50 habitantes, no son un problema para la sociedad, el problema son las macrociudades, que contaminan, que consumen ingentes cantidades de recursos económicos para gestionar sus residuos. Cuando estamos en la era de la actividad saludable o la alimentación saludable, todo es saludable menos el entorno donde la mayoría elige vivir, que son las grandes ciudades.

Si se muere un pueblo, ¿qué se muere con él?


Muere nuestra historia. Muere parte de nosotros, de nuestra sociedad, de nuestra organización. Muere nuestra memoria, fundamental para afrontar el futuro y acertar en nuestras decisiones. Y sobre todo, cuando la gente deja un pueblo, desaparecen los guardianes del territorio. El territorio está preservado porque hay personas, que viven en él, que limpian los bosques, que se ocupan del patrimonio, de esta estructura de valores rurales, de vivir en cercanía. A quienes piensan que una escuela o un instituto de un municipio rural tienen más deficiencias, les invito a que se acerquen a algunos de nuestros pueblos, que están perfectamente conectados, con un profesorado magnífico, en clases de doce alumnos y con una atención auténticamente personalizada.
Cuando desparece un pueblo, desaparecen muchas cosas, y no sé si aquéllas por las que las sustituimos tienen el mismo valor.

El pasado año, en Huesca, se reivindicó normativa específica y financiación adecuada para afrontar el reto demográfico. ¿Persisten estas demandas?

Algunas zonas específicas, como las de montaña, por ejemplo, ya cuentan con su normativa específica. En esta materia, sin embargo, yo soy más partidaria de incorporar la perspectiva rural a las normativas que se aprueben, de la misma forma que incorporamos la perspectiva de igualdad u otro tipo de perspectiva; esto supone que ante todo aquello que vamos a regular con una norma, pensemos cómo será su aplicación en municipios de menos de 1.000 o de 500 habitantes.

Incorporar la perspectiva rural es imprescindible. Y es fundamental que los legisladores (yo lo he sido y sé de lo que hablo), no solo sean urbanitas sino que realmente tengan contacto con la realidad sobre la que se aplican algunas normas. Sinceramente, creo que es imprescindible.

No se puede hablar de despoblación sin hablar de Administración Local. Por eso, en materia de financiación es imprescindible esa financiación local y a partir de ahí, una discriminación positiva en función de las realidades que hay que financiar, incorporando esos principios de dispersión, despoblación y envejecimiento o reto demográfico, que son fundamentales a la hora de la financiación y de garantizar los servicios allí donde las personas deciden vivir.

¿Desde el II Congreso sobre Despoblación, y en vísperas del tercero, ha habido alguna experiencia exitosa de revitalización de algún pueblo?

Voy a señalar dos. Una de ellas la han hecho desde Soria, a través de la iniciativa social de El Hueco que desarrolla muchas actividades vinculadas al desarrollo del medio rural en el ámbito del comercio, en el abastecimiento de la población. Una iniciativa similar le ha valido a la Diputación de Palencia un Premio de la FEMP. En los pueblos hay venta ambulante pero no hay un centro o un local que ofrezca abastecimiento continuo para la población. En estas iniciativas empezó El Hueco y ahora nosotros tenemos un proyecto también vinculado a la aplicación de las nuevas tecnologías en el comercio que intentaremos poner en marcha.

Otro proyecto que hemos puesto en marcha es el de transporte en la Montaña Palentina, que era la zona de más difícil acceso orográfico y de mayor distancia a la capital. Se ha basado fundamentalmente en que los tres municipios del norte de la montaña, que no tenían una línea de comunicación entre sí, aprovechen la sinergia y las posibilidades de cada uno de ellos; uno de ellos es un municipio muy motor de empleo, Aguilar de Campoo, con un sector industrial importante y que absorbe muchos trabajadores de la zona que no tenían la posibilidad de utilizar transporte público. La población de la Montaña también tenía dificultades para acceder a los servicios sanitarios. Ahora, tras un estudio, se han puesto en marcha tres líneas de transporte que permiten la movilidad laboral, acceso a servicios sanitarios, juzgados o registro. Y ha sido un éxito. Al final, si existe transporte público, se utiliza.

En octubre se va a celebrar en Aguilar de Campoo el III Congreso sobre Despoblación. ¿Ha llegado el momento de ser más proactivos que reivindicativos?

Reivindicativa, sí. Cuando el reto demográfico se puso sobre la mesa de la política nacional tras la Conferencia de Presidentes Autonómicos, ya éramos muchas las Comunidades que llevamos años hablando de esto y contando que éste era el gran desafío para el desarrollo económico y sociodemográfico de España, y también de Europa, que es el continente más envejecido. Ponerlo en la mesa de la política nacional ha sido un salto importantísimo. Ahora el reto es dar el salto europeo. La nueva negociación de los fondos de cohesión tiene que venir marcada por incluir en esos fondos el reto demográfico y que vayan de manera directa a proyectos concretos sobre el territorio. Creo que el salto a Europa tiene que formar parte principal y protagonista en nuestra reivindicación. Y también la coordinación entre todas las Administraciones, trabajar de manera conjunta y no hacer todas los mismo.

Y es que esa despoblación que todo el mundo asigna al mundo rural ya no es exclusiva de éste, sino que forma parte de la esencia de las muchas capitales de provincia intermedias. En el último año más de 25 capitales de España perdieron población. Cuando hablamos de reto demográfico ya no hablamos solo de lo que, para cualquiera, es el medio rural; ahora las poblaciones que crecen son las grandes urbes y algunas ciudades del litoral. A partir de ahí, las capitales del interior empiezan a formar parte de la España vacía.

¿Despoblación en capitales de provincia?


Yo lo llamo “la segunda inmigración” que, en nuestro caso, es la de la capital de provincia a Madrid, el polo de atracción más importante (en otros casos, es otro lugar). Es una situación que hay que estudiar porque demuestra que la gente no solo se mueve por los servicios o las oportunidades, sino por la atracción que representan los valores de lo urbano, desde mi punto de vista de manera equivocada. Espacios en los que se consumen recursos naturales, en los que hay que estar en alerta permanente contra el cambio climático, lugares donde la eliminación de residuos es enormemente costosa o donde se llega a plantear el acceso y la circulación de vehículos, no parecen tener los mejores valores.

Hay muchos elementos que van a hacer que, cada vez más, nos sensibilicemos con los valores del medio rural. Al final, en nuestro territorio tenemos el agua, imprescindible, tenemos la energía, tenemos esos alimentos naturales, ecológicos y saludables; consumimos muchos menos recursos económicos, generamos menos residuos, gastamos menos en su eliminación y contaminamos mucho menos que las grandes ciudades; sin duda, somos la solución.

En el escenario de los deseos y a fecha de hoy ¿qué le gustaría que saliese del Tercer Congreso sobre Despoblación de Aguilar de Campoo?

Pues me gustarían varias cosas. En primer lugar, que la Mesa sobre política europea se lleve las sensibilidades de todas las zonas de España sobre la necesidad de acometer un cambio en la gestión de los Fondos y de vincularlos al desarrollo en zonas de reto demográfico. Y que además, esa Mesa dé a Europa el mensaje de que esas zonas tienen valores naturales, patrimoniales o históricos como elemento de dinamización de su propio desarrollo.

En segundo lugar, que realmente incorporemos la perspectiva rural, que seamos capaces de trasladarlo al resto de actores políticos y a la toma de decisiones. Sólo con incorporar esa mentalidad, daríamos un paso de gigante.

Y en tercer lugar, que hablemos bien del medio rural. Que dejemos de pensar que la gente que reside en el medio rural no tiene ni los valores, ni la capacidad, ni la proyección de los que viven en el medio urbano. Es al revés. En todos los sitios hay una oportunidad y cada uno elige cómo y de qué quiere vivir, y el medio rural está esperando a que alguien apueste por venirse a sitios bien comunicados, con muchas oportunidades.

 
María ángeles Armisén, Presidenta de la Diputación de Palencia

María ángeles Armisén, Presidenta de la Diputación de Palencia

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