¿Cómo ha vivido Arroyo de la Luz esta crisis?
Ha sido una situación dura, de extrema dificultad para una población pequeña de menos de 6.000 habitantes. Es una tragedia por la cantidad de vidas que se ha cobrado el coronavirus en nuestra localidad. Creo que es algo para lo que nunca íbamos a estar preparados, pero no nos ha quedado otra que estarlo. Nos hemos levantado como pueblo y por nuestro pueblo y hemos estado al pie del cañón de forma incansable. Hemos tratado de enfrentar todo lo que estuviera en nuestra mano. El objetivo principal ha sido conservar la salud de nuestros vecinos.
¿Cuál ha sido la respuesta del municipio al coronavirus?
Hemos tratado de articular una serie de servicios municipales de ayuda a nuestros vecinos. Hemos puesto el foco en los colectivos más vulnerables, como son nuestros mayores. Para el habilitado servicios de proximidad como atención psicológica para los afectados por esta tragedia; asesoría jurídica o atención directa para ayudar a los mayores con sus tareas diarias, desde la compra a los trámites bancarios, para que no tuvieran que exponerse.
¿Qué papel ha jugado la ciudadanía en esta respuesta?
Total. Estamos inmensamente agradecidos y nos vimos desbordados por las inmensas muestras de solidaridad que el pueblo de Arroyo de la Luz ha mostrado y las que ha recibido desde toda la geografía extremeña y desde la nacional. Nos llegan numerosas donaciones de material como hidrogeles o mascarillas para nuestras residencias o para los trabajadores municipales. Ha sido precisamente esa solidaridad la que nos llevó a que se nos encendiera la bombilla y crearemos una plataforma de voluntariado municipal, FuerzArroyo, con la que queremos mostrar que ante el drama tejemos una red de solidaridad, de fuerza y solidaridad. El objetivo es canalizar la fuerza del municipio para ayudar.
En estos días duros, ¿qué se le ha quedado grabado?
Cuando se me cae el alma a los pies es cuando ves las vidas que se están perdiendo. Este virus es especialmente cruel e injusto porque le arrebata la vida a nuestro sector más débil. Nos arrebata a nuestros padres y a nuestras madres, a nuestros abuelos y abuelas. A quienes tanto han dado por nosotros y a quienes tanto debemos. Esa crueldad se hace más intensa porque no podemos despedirnos de ellos. Eso es lo que a mí como Alcalde me parece lo más injusto, que esa generación que nos ha dado tantísimo se nos vaya así.
Como comentaba, en estos momentos duros, surge la fuerza de una comunidad. ¿Cuál ha sido el momento que más fuerza le ha dado? ¿El más emotivo?
La verdad es que emociona la responsabilidad y el civismo con el que los vecinos de Arroyo han llevado las medidas que ha impuesto la autoridad sanitaria. El confinamiento, el Estado de Alarma o esa medidas específica de aislamiento social para nuestro municipio; que, por suerte, no paralizó la vida del municipio. También me emocionan las costureras que trabajan desde su casa por al salud pública; las trabajadoras de asistencia a domicilio o de la residencia, nuestros Ángeles de Arroyo; me emociona cuando vencemos al virus.
Y Alcalde, cuando se venza al coronavirus, ¿cambiaremos como país?
Deberíamos cambiar. Si no cambiamos no habremos aprendido nada. De todo se aprende y de esto en concreto debemos aprender mucho. Debemos aprender la fuerza de lo público, la fuerza de la unión. Es hora de dejar diferencias políticas y entender que esta crisis, en solitario, no se puede afrontar; ningún Gobierno podría hacerlo. Si no entendemos la fuerza de lo público, no habrá servido de mucho. Debemos salir de aquí recordando a quienes esta pandemia nos ha arrebatado y más fuertes, más unidos.