Cambio de formas y contenidos
El pasado 19 de julio se celebró la Comisión Nacional de Administración Local (CNAL), la primera de las convocadas por el Gobierno de Pedro Sánchez. Fue un encuentro positivo, sin duda. Pero fue algo más: la constatación de que se ha abierto un tiempo nuevo, un tiempo de cambio en las formas y en los contenidos de la relación entre el Gobierno y la Administración Local que, con franqueza, nos hace sentir esperanzados.
Esperanzados porque se nos reconoce como una Administración del Estado y se nos trata como tales, en pie de igualdad con las Comunidades Autónomas. Los miembros del Gobierno, tanto el propio Presidente como Ministras y Ministros, nos miran como la Administración que somos, la más próxima a los ciudadanos y la más eficaz a la hora de procurar servicios de cercanía. Y por eso respaldan y actúan en nuestras demandas competenciales. Y nos reconocen también como una Administración eficiente, y por eso llegan con propuestas a nuestras demandas de financiación, techo de gasto o uso del superávit sin necesidad de que les expliquemos y argumentemos nuevamente el qué, el cómo y el porqué precisamos de todo ello. No tenemos reivindicaciones nuevas, no hemos modificado nuestras peticiones, pero hay algo diferente, y es lo que hemos encontrado al otro lado de la mesa: unos receptores sensibles y atentos que, además, reconocen en la FEMP a su interlocutora y trabajan con premura para dar soluciones a Gobiernos Locales y ciudadanos.
Nuestro mes de julio ha sido particularmente activo, y de ello dan muestra los contenidos de este número de Carta Local. Alcaldes y Concejales estamos acostumbrados al trabajo, a ritmos intensos, incluso a no tener vacaciones si, con ello, encontramos la oportunidad de desempeñar de manera más eficiente nuestra responsabilidad con los ciudadanos. Y ahora estamos en un momento así; en la ocasión de dar salida a cuestiones que parecían estancadas y que avanzan de nuevo. No podemos perder ni un minuto. Los ciudadanos nos piden respuestas y no podemos demorarnos, aunque el verano sea esa época que parece hecha para los paréntesis. Somos conscientes de nuestro papel y de nuestra responsabilidad en la atención a cuestiones como la pobreza infantil, el avance hacia los Objetivos de la Agenda 2030, la acogida de migrantes, el camino hacia un modelo económico circular y sostenible o la lucha contra la despoblación de nuestro medio rural, ese destino idílico de veranos que podría acabar sumido en un invierno permanente y hostil si no se articulan soluciones a corto plazo. Aquí estamos.