Todos los bienes que optan a ser declarados Patrimonio de la Humanidad deben poseer, según la Unesco, un Valor Universal Excepcional. En el caso del Paseo del Prado y el Retiro este valor está ligado a la unión de cultura y naturaleza. Esta zona, enclavada en el corazón de Madrid, cuenta con una superficie de 190 hectáreas, de las que el 75% son espacios verdes. El Paseo del Prado es el primero de los paseos arbolados urbanos europeos. Los ciudadanos lo usaron desde el siglo XV como lugar de esparcimiento y Felipe II se encargó de acondicionarlo y embellecerlo con árboles y fuentes.
Fue durante el periodo ilustrado, concretamente bajo el reinado de Carlos III cuando se produjo la más importante intervención urbanística en este enclave, que se convertiría en modelo para muchas ciudades españolas y latinoamericanas. Su origen reside en la voluntad expresa de dotar a la ciudad de un lugar en el que se pudiera disfrutar de la naturaleza sin salir de ella, deseo al que se añade posteriormente un objetivo muy propio de la Ilustración, el de difundir las artes y las ciencias para la educación e instrucción de la población, sin distinción de clases.
Una característica especial y única es precisamente la incorporación de las ciencias al paisaje urbano de la zona, con la creación del Gabinete y Academia de Ciencias Naturales –hoy Museo del Prado–, el Real Jardín Botánico, desde donde partieron las expediciones botánicas que exploraron los territorios de ultramar y reunieron un increíble tesoro científico que se conserva en su archivo, y el Real Observatorio Astronómico, situado en la llamada Colina de las Ciencias. Incorporaciones muy ligadas al espíritu pedagógico de instrucción de la ciudadanía característico de la época.
Para el Delegado de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, Jorge García Castaño, esta candidatura supone “el reconocimiento y el compromiso de cuidado” de un espacio privilegiado que, a lo largo de 300 años, ha estado siempre dedicado a la ciencia, el arte y el ocio de la ciudadanía, “siendo uno de los primeros espacios que se abrió en la ciudad para la convivencia de los madrileños”.
Candidatura difícil
Sin embargo, Luis Lafuente, que es el Director General de Bellas Artes y Patrimonio del Ministerio de Educación Cultura y Deporte, considera que estamos ante una candidatura difícil porque la Unesco ya no quiere conjuntos históricos europeos en la lista de Patrimonio Mundial “porque están sobrerrepresentados”. En ese sentido, España es el tercer país con más conjuntos (46), después de Italia (53) y China (52).
Sin embargo, y a pesar de esta dificultad, el principal motivo que avala el valor universal excepcional de esta candidatura es la confluencia entre el hecho de que se trata del primer espacio público diseñado en el interior de una ciudad destinado a proporcionar áreas verdes y de recreo y su fin de difundir –y no sólo institucionalizar– las artes y las ciencias, así como su influencia en el diseño de otros espacios urbanos en todo el mundo, que lo tomarán como referencia.