“La pobreza es una de las principales causas del hambre” señala la FAO, pero, el hambre en el mundo está aumentando según los datos de esa misma institución, y, aunque “hoy se producen alimentos más que suficientes para alimentar a todos”, tal y como señalan en sus últimos informes, 820 millones de personas que siguen padeciendo subalimentación crónica. Datos abrumadores sobre una situación que requiere extrema urgencia.
Desde 1945, la FAO trabaja para revertir esta situación, pero a este problema se han añadido muchos otros, entre ellos, el cambio climático. Éste influye en los sistemas de producción, sobre los recursos de los que dependemos y “aumenta los riesgos asociados a los desastres naturales tales como las sequías y las inundaciones”, señala la ONU. Esto, añadido a los procesos de sobreexplotación que están sufriendo suelos, océanos y bosques, lleva a que el trabajo de los campesinos y ganaderos se vea en peligro.
Por lo tanto, la ONU denuncia “la profunda necesidad de una reforma del sistema agrario y alimentario mundial si queremos nutrir a las personas hambrientas que existen actualmente en el planeta”. Para ello, las inversiones en agricultura son cruciales para aumentar la capacidad productiva agrícola y los sistemas de producción alimentaria sostenibles. “El éxito de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se basa en gran medida en procesos efectivos de monitoreo, revisión y seguimiento”, destacan.
A estos efectos, las metas establecidas por la ONU son las siguientes:
Metas del Objetivo 2
2.1 Para 2030, poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas, en particular los pobres y las personas en situaciones vulnerables, incluidos los lactantes, a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año.
2.2 Para 2030, poner fin a todas las formas de malnutrición, incluso logrando, a más tardar en 2025, las metas convenidas internacionalmente sobre el retraso del crecimiento y la emaciación de los niños menores de 5 años, y abordar las necesidades de nutrición de las adolescentes, las mujeres embarazadas y lactantes y las personas de edad.
2.3 Para 2030, duplicar la productividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos en pequeña escala, en particular las mujeres, los pueblos indígenas, los agricultores familiares, los pastores y los pescadores, entre otras cosas mediante un acceso seguro y equitativo a las tierras, a otros recursos de producción e insumos, conocimientos, servicios financieros, mercados y oportunidades para la generación de valor añadido y empleos no agrícolas.
2.4 Para 2030, asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y la producción, contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas, fortalezcan la capacidad de adaptación al cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos, las sequías, las inundaciones y otros desastres, y mejoren progresivamente la calidad del suelo y la tierra.
2.5 Para 2020, mantener la diversidad genética de las semillas, las plantas cultivadas y los animales de granja y domesticados y sus especies silvestres conexas, entre otras cosas mediante una buena gestión y diversificación de los bancos de semillas y plantas a nivel nacional, regional e internacional, y promover el acceso a los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos y los conocimientos tradicionales y su distribución justa y equitativa, como se ha convenido internacionalmente.
2.a Aumentar las inversiones, incluso mediante una mayor cooperación internacional, en la infraestructura rural, la investigación agrícola y los servicios de extensión, el desarrollo tecnológico y los bancos de genes de plantas y ganado a fin de mejorar la capacidad de producción agrícola en los países en desarrollo, en particular en los países menos adelantados.
2.b Corregir y prevenir las restricciones y distorsiones comerciales en los mercados agropecuarios mundiales, entre otras cosas mediante la eliminación paralela de todas las formas de subvenciones a las exportaciones agrícolas y todas las medidas de exportación con efectos equivalentes, de conformidad con el mandato de la Ronda de Doha para el Desarrollo.
2.c Adoptar medidas para asegurar el buen funcionamiento de los mercados de productos básicos alimentarios y sus derivados y facilitar el acceso oportuno a información sobre los mercados, en particular sobre las reservas de alimentos, a fin de ayudar a limitar la extrema volatilidad de los precios de los alimentos.
El papel de las Entidades Locales es también fundamental para la erradicación del hambre en sus municipios. Aquí van algunas de las prácticas que ejemplifican el trabajo en este ámbito: