Hacer que las ciudades y los municipios no sean espacios hostiles para las personas mayores, facilitar a todos el envejecimiento de manera saludable y activa, disponer medios para que cada persona pueda elegir dónde y cómo hacerse mayor, garantizar la participación de los mayores en las decisiones e incorporarlos al diseño y planificación de actuaciones son algunas de las pautas que ya están siguiendo los Gobiernos Locales españoles.
El objetivo es disponer entornos y políticas en los que las personas puedan vivir y envejecer con calidad, personas que, cada día, forman un colectivo más numeroso. Los datos dicen que ahora los mayores de 65 años son el 19% de la población de nuestro país, y las proyecciones anuncian que serán casi un tercio (alrededor del 30%) a mediados de siglo. En línea con lo que ocurre en otros países de Europa, el aumento de la esperanza de vida trae consigo sociedades más envejecidas, con inquietudes y necesidades diferentes, a las que los Estados y la colaboración entre sus Administraciones han de dar cobertura desde todos los frentes posibles. Y es que el envejecimiento, señalan los expertos, es una de esas cuestiones en las que hay que trabajar desde la transversalidad.
Los municipios, en vanguardia
Las cifras requieren las actuaciones de todas las Administraciones y, en el caso de los Gobiernos Locales, la condición de proximidad les imprime la exigencia de dar respuestas y anticipar políticas. La realidad del envejecimiento forma parte del día a día de la gestión local de forma transversal y desde numerosas perspectivas: la atención social, la salud, la accesibilidad, la integración, la atención a la soledad, la creación de entornos amigables… todas y cada una de ellas marcan las pautas a la hora de plantear políticas locales.
Para la FEMP, en palabras de su Secretario General, Carlos Daniel Casares, “situar las políticas de y para mayores en el centro de las políticas municipales es un objetivo compartido que nos invita a intercambiar reflexiones y experiencias con el ánimo de mejorar”. En el transcurso de la I Conferencia Hispana de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores, y en presencia de la Ministra en funciones, María Luisa Carcedo, recordó una de las resoluciones adoptadas en el pasado Pleno de la Federación en materia de Bienestar Social, que señala que “la FEMP, en colaboración con el IMSERSO, contribuirá al desarrollo de iniciativas que favorezcan el envejecimiento activo, el buen trato hacia las personas mayores y el adecuado abordaje de las situaciones de soledad. En particular, la FEMP promoverá la difusión de la Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores como instrumento de participación ciudadana de las personas mayores, generación de propuestas e intercambio de experiencias”. Casares lo resumió señalando que “el envejecimiento activo y saludable, fundamentado en el buen trato hacia las personas mayores y en el respeto a su autonomía y participación, figura como un elemento destacado de la acción de la FEMP para el período 2019-2023”.
El espacio local, espacio de encuentro
Para el Secretario General de Sanidad y Consumo, del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, Faustino Blanco, “el espacio local es un espacio de encuentro”, y la gestión local “es la gestión en el ámbito donde se mueve el ciudadano” y, en materia de envejecimiento activo, “tenemos un enorme recorrido que hacer juntos desde las Administraciones de una forma colaborativa”.
Sobre si las ciudades españolas son un espacio saludable para envejecer, Faustino Blanco asegura que, aunque nuestro país tiene buenas condiciones, siempre hay capacidad de mejora. “Yo sí tengo la percepción de que la Administración Local es sensible a eso. El entorno de muchas ciudades es favorecedor del envejecimiento activo, de la cultura de la salud de calidad, de encuentro, de atajar también la soledad, que es otro aspecto muy determinante en las ciudades. Si hacemos un esfuerzo identificando distintas necesidades, posiblemente mejoraremos los resultados”, asegura.
¿Y los pueblos? La despoblación del medio rural, más allá de sus consideraciones demográficas, tiene otras vertientes. Una de ellas es la atención a las personas, generalmente de edades avanzadas, que residen en estos territorios. Blanco es optimista y asegura que “en la España Vaciada tenemos una oportunidad, aunque muchas veces lo veamos como problema”. “Si somos capaces de ofrecer buenos servicios y de atender precisamente al envejecimiento propio de ese entorno con buena atención en fisioterapia, rehabilitación, facilitando el envejecimiento activo, y con la intersección de todas las Administraciones, será posible que esa España vaciada se convierta en un entorno de posibilidades”.
Y si se trata de despoblación y envejecimiento, la Comunidad de Castilla y León es una de las que viven y conocen estas cuestiones más de cerca, hasta el punto de que se ha convertido en referente y laboratorio en la materia. El 25% de su población tiene más de 65 años y la mayor parte de ellos reside en el entorno rural. El Director General de Familia y Políticas Sociales de esta región, Pablo Rodríguez, que participó en el Encuentro sobre Discapacidad Intelectual y Cuidados en la Vejez, celebrado en Salamanca, defiende que ahora “vivimos más, pero tenemos que ser felices hasta el último momento, también cuando envejecemos”. Por eso, y en el marco de una estrecha colaboración entre Administraciones Locales, asociaciones, entidades que prestan servicios y la propia Administración Autonómica, se han puesto en marcha proyectos para poder prestar servicios a las personas que quieren seguir viviendo en su casa y permanecer en ella hasta el final. Los proyectos más representativos son dos; uno, llamado “A gusto en mi casa”, se lleva a cabo en varios pueblos de la provincia de Ávila, en la zona de Las Navas del Marqués donde a través de un centro multiservicios, muchas personas que tenían como única opción trasladarse a una residencia, ahora pueden permanecer en sus casas, adaptadas, con servicios a domicilio y con el gran reto de la teleasistencia avanzada.
En otro gran proyecto es INTecum, y se lleva adelante en la zona de Palencia. Se dirige a las personas con enfermedades en fase avanzada, en el Proceso Asistencial Integrado de Cuidados Paliativos, y proporciona los apoyos que precise para que pueda permanecer en el hogar elegido con garantías de calidad y seguridad, ofreciendo un acompañamiento respetuoso y fomentando la participación social activa.
Sobre la atención al envejecimiento como oportunidad en los municipios despoblados, la Secretaria de Estado de Servicios Sociales, Ana Lima, en respuesta a Carta Local, señaló otro ejemplo, esta vez en Extremadura. Se trata de Pescueza, un municipio “que está montando todo un proyecto innovador de atención, adaptando todo el pueblo a las personas mayores y los servicios que requieren, servicios de apoyo en la proximidad que, además, evitan la despoblación del municipio. Se está generando empleo. Las personas que atienden a los mayores son personas jóvenes, lo que crea una cuestión intergeneracional tan importante en muchos pueblos en los que sólo quedan personas mayores”. Además, en Pescueza la alternativa no tiene que ver con los pisos tutelados, las residencias o los centros de día tradicionales. “Es otro concepto. Las personas están en su entorno, con una inclusión social total que, además, está generando riqueza, empleo y propiciando que no haya despoblación”. Para la Secretaria de Estado, “son muy buenas prácticas, muy replicables”.
Sobre las ciudades, la Secretaria de Estado apuesta por modelos integradores, espacios “que propicien las relaciones entre las personas, porque a veces el propio diseño arquitectónico de un barrio o de una ciudad generan muros de comunicación. Hay que impulsar espacios públicos que fomenten la interacción, una buena red de recursos, culturales y sociales, que favorezcan las relaciones intergeneracionales y la aceptación de la diversidad”. En cualquiera de los casos, medio rural o medio urbano, Ana Lima recordó que una de las principales demandas de las personas mayores es que quieren un modelo de atención de proximidad “y eso significa que quieren recibir sus cuidados en el lugar donde viven, y la gente vive en los municipios, en los barrios, en los pueblos, en los Ayuntamientos”.
Transversalidad
Afrontar la atención a los mayores desde el compromiso de todas las áreas implicadas no es algo nuevo. Para quien fuera Ministra de Servicios Sociales entre 1988 y 1993, Matilde Fernández, responsable de la puesta en marcha del primer plan gerontológico de nuestro país, “fuimos pioneros dibujando políticas transversales, involucrando la educación, la cultura, la sanidad y las pensiones en el plan gerontológico, en lo que llamamos envejecimiento activo: alargar la vida de calidad”. Ahora, 30 años después, “tenemos que visibilizar muchas buenas prácticas que se están llevando a cabo en los municipios”.
Fernández incide en la soledad no deseada y asegura que “es preciso un trabajo de barrio, involucrar a la ciudadanía contra la soledad y el aislamiento de las personas”. Países como el Reino Unido, Canadá o la vecina Francia cuentan con experiencias de interés en este sentido. Y a la hora de definir como “amigables para las personas mayores” a las ciudades españolas, señala que “las pequeñas y medianas, sí, en parte porque los poderes públicos lo cuidan y en parte porque los ciudadanos hacen esa vida comunitaria, son vecinos, vecinos cuidadores. Las ciudades más grandes tienen el reto de la descentralización, tienen que aprender a descentralizarse para poder llegar antes y mejor”.