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3 Mayo 2024

Nuria Espert, actriz, Premio Valle Inclán de Teatro

"Los dirigentes no creen que la cultura sea la locomotora del progreso y la civilización"



Por uno u otro motivo, Bernarda Alba le está trayendo muchas alegrías, la última, el Premio Valle Inclán ¿qué supone ganarlo?

Todos los premios, grandes y modestos, indican que has comunicado con la gente, que tu trabajo ha sido aceptado; los premios vienen a redondear un trabajo feliz, y en los malos momentos te ayudan a no desanimarte y tomar nuevo impulso; el Valle Inclán, además, es un premio generoso.

Además de haber sido Bernarda Alba en su último trabajo, usted también dirigió a Glenda Jakcson en la representación en Londres, hace años, de esta obra de Lorca. ¿Cambia mucho la perspectiva desde los “dos lados” de la escena?

En mi caso cambia absolutamente. Tener la responsabilidad de en “qué” se va a convertir ese espectáculo es muy diferente a la responsabilidad que tienes cuando sólo has de ocuparte de ti misma y formar parte de un todo que ha decidido otra persona; yo prefiero siempre la actuación a la dirección; la dirección me angustia y me da mucha ansiedad, pero la interpretación, incluso en momentos de duda o tormento creativo, siempre me compensa.

Preparar su última Bernarda Alba le resultó muy duro ¿Cómo consiguió ajustarlo?

Lo más difícil fue aceptar el papel, un papel que ni interpretado por Glenda Jackson conseguía convencer; pero Lluis Pascual se empeñó, era un Lorca distinto, y acepté, aunque convencida de que iba a encontrar en Bernarda un muro de granito, un personaje que trataba de mostrar autoridad y nada más. Ya después, metida en ello, intenté buscar en el texto un mínimo hueco en el que ese muro no fuese tan infranqueable. Me pareció encontrarlo en dos o tres frases en las que Bernarda dice que se le ha impuesto una obligación, la de mantener unos principios atroces, y que no le queda más remedio que cargar con esa responsabilidad. Agarrándome a ese hilo y tirando de él pude desentrañar poco a poco al personaje, y salió algo interesante.

Yerma, Medea, Virginia Wolf o Bernarda Alba son personajes femeninos con un perfil muy fuerte ¿Hay que ser fuerte para poder interpretarlos?

No es necesario que tengan nada que ver contigo, de hecho es mejor que sea así; yo no soy nada “stanislavkiana”, no podría buscar dentro de mi misma un sentimiento como el de matar a unos hijos por despecho; creo que todo es interpretación, todo fabricado, como una novela, una ficción o un cuadro, que reinterpreta una imagen real.

¿La Administración apoya tanto como debiera las artes escénicas?

Creo que los dirigentes, en general, no piensan que la cultura es la locomotora del progreso, la civilización, los cambios, la riqueza y el crecimiento espiritual; si eso se creyera y parte de las Administraciones y de la sociedad lo pensarán así, todo cambiaría; pero mientras la cultura sea una parte pequeña de nuestros intereses, alejada de otras preocupaciones principales, como la bolsa o los votos, el apoyo a la educación y la cultura, que son las dos grandes riquezas de los pueblos, irá a remolque de los demás intereses.

Si fuese Alcaldesa ¿cómo imagina su ciudad?

Me gustaría una ciudad alegre y ruidosa, donde la gente no se sintiese “de capital”, donde los pequeños comercios pudieran defenderse, que no fuesen necesarias prohibiciones, que no hubiese “botellones”, sin murmuraciones, sin clanes, sin chabolas, donde fuera posible elegir al Alcalde por votación directa a la persona y, naturalmente, sin multimillonarios, porque las grandes fortunas ya se habrían ido de esa ciudad al pedirles que fuesen generosos.

Biografías: Nuria Espert

 
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