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Premio de la Academia de TV al Mejor Actor de Serie por “23-F: el día más difícil del Rey”; acaba de estrenar en televisión “Ojo por ojo”; pendiente del estreno de una nueva película y a punto de comenzar el rodaje de otra… ¿siempre está así de ocupado?

He sido un hombre ocupado toda mi vida, porque mi trabajo me apasiona; pero, en este caso, hay que matizar; el Premio fue por “23-F” hecho a final de 2008; Ojo por Ojo es una colaboración especial que rodé durante siete días en 2009, y la película “Los ojos de Julia” la rodé en otoño de ese año, en el que también había rodado “Pájaros de papel”. Mi año 2009 fue ese y también la promoción de “Los abrazos rotos”. A veces se juntan los estrenos y da la impresión de que uno no para…

 

¿Qué dan y que quitan los medios, -televisión, cine o teatro-?

La televisión da proyección; hasta “23-F” nunca había hecho nada cuyo primer capítulo vieran 6,5 millones de personas y el segundo 7, y eso que he hecho muchos personajes en mi vida... El teatro es la disciplina, la entrega, y lo entiendo como un compromiso de vida porque hay que darle más de lo que recibes de él. Y del cine, lo que más me gusta es ese trabajo microscópico que uno puede hacer de un gesto o de una mirada, algo sutil que puede darse a un personaje con esa lente de aumento que es el cine. Me atrevería a decir que he podido saborear lo bueno de cada uno de los tres.

Sobre el lado malo, no sé; del teatro, quizá los horarios de las funciones y el sacrificio de los fines de semana; y del cine y la televisión, el hecho de que la popularidad que dan te haga creerte algo especial que no eres.

 

De todos sus personajes ¿Hay alguno que pensó que no podría asumir?

En todos ellos hay un momento de crisis, en el que piensas que no eres el adecuado para dar vida a ese papel. En teatro me pasaba con los personajes príncipes, que me fascinaban, pero no me veía dotado para ellos; también me resultó complejo el personaje de “Los abrazos rotos”; son las inseguridades normales con las que hay que enfrentarse. Una profesora que tuve en Nueva York, Uta Hagen, nos decía “¿por qué siempre pensáis en “lo que no tenéis” de un personaje, en lugar de agarraros a lo que podáis “tener de él”?”. Sin embargo, la inseguridad es normal, a veces, incluso es un motor para superarse.

 

A la hora de verse ¿qué papeles le van mejor?

Durante mucho tiempo me sentía más en la línea de personajes duros con un fondo entrañable; en los últimos años me han tocado más personajes tiernos, y ya me apetecía; ahora vuelven a aparecer papeles de duro y de malo y claro, estoy algo despistado… este año, incluso, he hecho de robot en un proyecto de Escándalo Films…

 

¿Alguna vez ha sido Alcalde en el cine, el teatro o la televisión?

He sido Rey, he sido Papa, cura, robot, guerrero… pero Alcalde no; lo más próximo fue en “Cobardes”, que hice de Concejal de Seguridad Ciudadana.

 

¿Y si lo fuese en la vida real?

Si pudiera elegir, me buscaría un pueblo pequeño, en una zona montañosa, de campo, con una vida tranquila, aunque me imagino que ser Alcalde debe ser muy complicado en cualquier parte, sea pueblo o ciudad; pero Alcalde de pueblo es algo que me suena muy bien…