FEDERACION ESPAÑOLA DE MUNICIPIOS Y PROVINCIAS

26 Abril 2024

La eficiencia energética resulta rentable

Un municipio puede ahorrar hasta casi un 60% de energía, medida en kilovatios hora, lo que supone la emisión a la atmósfera de unas 24 toneladas de CO2 al año, si sustituye las lámparas de vapor de mercurio de su alumbrado público por otras más eficientes, de vapor de sodio, y además incluye en sus instalaciones un estabilizador de tensión para optimizar los resultados. Un estudio del Grupo TRAGSA orienta a los Ayuntamientos sobre cómo invertir mejor en eficiencia energética y, para ello, aporta experiencias, con resultados tan tangibles como elocuentes.



Otro ejemplo. Una correcta inversión en instalaciones deportivas, que incluya mejoras en la calefacción, la refrigeración, el tratamiento térmico, el vaso de la piscina o el agua caliente sanitaria, puede suponer ahorros significativos que llegarían hasta más del 70% de la energía primaria consumida, también con importantes descensos de las emisiones de CO2 derivados de dicho ahorro.

 

El Grupo TRAGSA, a instancias de la FEMP, ha elaborado un estudio sobre mejora de la eficiencia energética en los municipios, con el fin de que las Entidades Locales dispongan de datos fiables a la hora de acometer actuaciones en el alumbrado público, los edificios o las instalaciones deportivas. Los resultados de este trabajo serán expuestos a los representantes políticos y técnicos municipales, aprovechando algunas reuniones y actos previstos por la FEMP en fechas próximas.

 

El estudio focaliza las posibles actuaciones de mejora de eficiencia energética en tres tipos de acciones directas –alumbrado público, instalaciones deportivas y edificios públicos-, pero también apunta a otras indirectas, como los recursos propios, la normativa municipal y subvenciones  o las campañas de concienciación ciudadana. Sin olvidar aquellas que actúan sobre el urbanismo, como la planificación, la movilidad, los parques y jardines o el fomento de nuevas estrategias.

 

Para poder llevar a cabo el trabajo de campo, los técnicos de TRAGSA seleccionaron el municipio tipo que mejor podría servirles de hipótesis de partida y por ello se centraron en el que tiene entre los 5.000 y 10.000 habitantes. En esta franja de población, los municipios ya disponen de edificios públicos de cierta entidad y de infraestructuras de pabellones deportivos y piscinas; si bien, por su tamaño y presupuesto, todavía no han podido acometer mejoras energéticas en igual medida que sus “hermanos mayores”.

 

Alumbrado Público

Partiendo de la hipótesis de un municipio con un alumbrado público de 4.000 horas nocturnas de luz, el estudio contempla la sustitución de 120 lámparas de vapor mercurio de 125W por otras de vapor sodio de 70 W, así como la instalación de un equipo estabilizador y reductor de tensión. La introducción de ambas mejoras supondría un ahorro económico de 4.200 euros, para una inversión total de 13.658, amortizable en 3 años. El ahorro energético sería de 92.677 kWhp anual, casi un 60% menos, con una reducción de 24 t de CO2 al año.

 

Edificios Públicos

Una actuación conjunta en mejoras de aislamiento de fachadas, cubiertas y huecos en un edificio público de uso administrativo, de 3 alturas y una superficie total 1.200 m2,  supondría un coste mayor y un retorno de la inversión más largo, pero también un ahorro energético de casi el 35% y 8,7 toneladas de CO2 anuales.

 

En calefacción, la inversión para la sustitución de una caldera por una de baja temperatura y el aislamiento de tuberías, sería menor y, por tanto, amortizable en menos años, y podría suponer un ahorro de casi 42.000 kWhp anuales y 11,14 toneladas de CO2.

 

Unos resultados igualmente destacables pueden obtenerse si se actúa en la refrigeración o la iluminación interior de los edificios públicos; de hasta un 58% de ahorro energético, en el primer caso, y de un 60% en el segundo, con la consiguiente reducción de emisiones de CO2. Como es obvio, el periodo de amortización de la inversión se acorta sensiblemente en las actuaciones que se limitan a la calefacción, la refrigeración o la iluminación interior de edificios, inferiores en todos los casos a los 6 años.

 

Instalaciones deportivas

La mejora de la eficiencia energética de las instalaciones deportivas puede acometerse, en lo que respecta al alumbrado interior, instalando detectores de presencia en pasillos y vestuarios o sensores de luminosidad para aprovechar la luz natural, con un ahorro de energía superior al 50%.

 

La sustitución de una caldera de gas-oil por otra de baja temperatura y el aislamiento de tuberías en zonas no calefactadas, podría equivaler a un ahorro de consumo en calefacción del 15%. Ahorro que sería del 55% si se optimiza la refrigeración del edificio, sustituyendo la enfriadora, reduciendo las horas de funcionamiento o instalando equipos de “free-cooling” y recuperación.

 

Del mismo modo, con una caldera de condensación para el vaso de la piscina y el agua caliente sanitaria, y la instalación de paneles solares, el ahorro de energía superaría el 70%, y dejaríamos de emitir al año 113 toneladas de CO2; y todo ello con una inversión que podría ser retornable en menos de 7 años.

 
El estudio pone de relieve los grandes rendimientos que pueden obtenerse en instalaciones deportivas y, en especial, en piscinas cubiertas

El estudio pone de relieve los grandes rendimientos que pueden obtenerse en instalaciones deportivas y, en especial, en piscinas cubiertas

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