FEDERACION ESPAÑOLA DE MUNICIPIOS Y PROVINCIAS

 

Era mucho más joven. Tenía sólo 31 años y Villanueva de la Cañada era un pueblo que carecía absolutamente de todo: no tenía colegios, ni médico, ni centros culturales... Yo encabezaba la candidatura de la UCD y ganamos aquellas primeras elecciones municipales. Para mí fue una sorpresa y también una alegría. 

 

 

Mi principal expectativa era dotar a Villanueva de la Cañada de todo lo que necesitaba, pues estaba todo por hacer. Cómo conseguirlo me producía cierto miedo, por desconocimiento. Porque yo, como la gran mayoría de los cargos electos en aquellos comicios, no sabíamos lo que era la política y mucho menos un Ayuntamiento Pero lo cierto es que pronto descubrí que, con voluntad, ganas y, con algo que para mí es fundamental, la vocación de servicio, se podían conseguir muchas cosas. 

 

 

Lo cierto es que antes de que los vecinos plantearan nada, yo ya tenía en mente que era lo que tenía que conseguir para Villanueva de la Cañada. Yo quería acabar con el planeamiento urbanístico de la antigua COPLACO que preveía la construcción de numerosas viviendas, que mi municipio tuviera servicios básicos como el alumbrado público, la recogida de basuras, que nuestros mayores pudieran conocer un puerto de mar…Y para conseguirlo, tenías que ir a la Diputación Provincial o la Delegación de un Ministerio, pues entonces no existía la Comunidad de Madrid, y por supuesto, pelear por ello. 

 

 

Pues como es ahora. Lo tuve claro desde el primer día. La idea que yo tenía de Villanueva de la Cañada en 1978 es la de la ciudad que hoy disfrutan los vecinos que viven en ella: una ciudad con servicios de calidad y equipamientos de primer nivel en todos los órdenes (educativo, cultural, deportivo, social, sanitario, de ocio…); con un diseño urbanístico en horizontal, con una baja densidad de vivienda por hectárea y edificios de no más de tres alturas; grandes espacios y zonas verdes. 

 

 

En primer lugar, el hecho de que los ciudadanos puedan elegir libremente a sus representantes. En segundo lugar, los servicios con los que cuentan los municipios. En tercer lugar, los grandes profesionales que trabajan en la Administración Local. 

 

 

No hay ninguna, en mi opinión. Siempre digo que incluso el municipio peor gobernado hoy nada tiene que ver con los municipios del año 1978. Todos han mejorado en estas cuatro décadas. 

 

 

Más que de Alcaldes o Concejales, yo hablaría de políticos. En el año 1979 todos estábamos por construir, mejorar, hacer crecer nuestros pueblos, dotarles de servicios y olvidar el pasado. Y en la Transición -que nos sirvió entonces y nos ha servido para estar donde estamos ahora- todos coincidíamos en los mismos sitios pidiendo mejoras: PSOE, PC, UCD, AP… Trabajábamos codo con codo. Ahora, sin embargo, estamos en la política del oportunismo, del populismo, de la demagogia y del titular fácil en la prensa. Me parece legítimo que haya otros que quieran gobernar, pero hay que hacer propuestas constructivas. 

 

 

La Administración Local ha cambiado y mejorado muchísimo. Tenemos que seguir trabajando para que sea más ágil. En Villanueva de la Cañada, por ejemplo, fuimos pioneros en la implantación de la Ventanilla Única, un servicio que permitía a nuestros vecinos realizar gestiones con otras Administraciones sin tener que  desplazarse fuera del municipio. Ahora bien, es cierto que en algunas cosas sigue siendo la “Cenicienta” por las competencias “impropias” y, sin duda, por la falta de financiación. Es un tema aún pendiente de resolver que, por otro lado, es clave si tenemos en cuenta que la Administración Local es la más cercana, a la que primero recurre el ciudadano cuando tiene un problema. 

 

 

La política municipal es sumamente necesaria. Soy de los que piensa que todo político, sin excepción, debería pasar primero por la Administración Local antes de desempeñar cualquier cargo en otra Administración. Los municipios son instituciones vertebradoras del Estado. Siendo la Administración Local la más cercana, como decía antes, es cierto que a veces es la más distante. Y para solucionar esto es preciso modificar determinadas leyes, como, por ejemplo, la Ley Electoral.