Abel Caballero mostró en Zaragoza el compromiso de la Federación contra la despoblación, un fenómeno “de la modernidad” que genera desequilibrios y que supone un grave problema para el país, “tanto para los que viven en las zonas despobladas como para los que residen en las ciudades”. De los 8.131 Ayuntamientos que hay en España, la mitad de ellos, donde reside el 10% de la población y que representa casi tres cuartas partes del territorio, corre el riesgo de despoblarse, y “tras la desertización humana, viene la caída de la actividad y después, el abandono del territorio. Y no nos lo podemos permitir porque las consecuencias pueden ser devastadoras”, manifestó el Presidente.
En su intervención en el Foro sobre la revitalización del medio rural, abogó por establecer un sistema de financiación local que dote a los entornos rurales de recursos suficientes para dinamizar la actividad económica y ofrecer a sus residentes los servicios necesarios. “Tenemos que incorporar la despoblación a nuestra forma de hacer política”, aseguró, “y lo haremos al negociar la financiación local” porque no se pueden aplicar la misma fiscalidad y las mismas tasas en los entornos rurales y en los urbanos. Caballero abogó por dotar a los municipios pequeños de un “plus”, para favorecer la instalación en sus territorios de actividades industriales, “y eso requiere financiación. A los municipios en riesgo no hay que penalizarlos, sino favorecerlos para que fijen población”.
Apuntó, además, la importancia de la conectividad, de contar con servicios de comunicaciones que hagan posible “teletrabajar” desde espacios rurales y que garanticen, con ello, la igualdad de oportunidades para todos. Señaló que “antes de dos años todo el territorio español debería tener la misma conectividad que tienen las grandes ciudades”, una tarea en la que han de implicarse también los Gobiernos Autonómicos, aseguró.
En este sentido, el Presidente valoró de manera muy positiva el anuncio formulado por el Presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, de la creación de un Ministerio específico frente al reto demográfico. “Tiene que haber un Ministerio que se dedique a esto, porque eso significa recursos, cuánto estamos dispuestos a dedicarle para evitar le despoblamiento”. Abel Caballero destacó el compromiso de la FEMP, que desde hace más de cuatro años cuenta con una Comisión de trabajo específica frente a la despoblación, y que ha avanzado en este aspecto documentos con casi un centenar de medidas de actuación.
Caballero apostó por impulsar políticas transversales y también por la colaboración público-privada, y añadió que, más allá de un marco general de actuación, es cada territorio “el que ha de buscar su singularidad y hacer su propia planificación”. Concluyó mostrando su satisfacción por “saber que compartimos la idea de que ante el despoblamiento no nos vamos a quedar con los brazos cruzados, Y desde la FEMP, esta batalla, la vamos a ganar. Solos no podemos, pero la vamos a ganar”.
Pactos-urbano-rural
Para el Presidente de la FEMP, el “mayor ataque” que sufrieron los pequeños y medianos Ayuntamientos fue, al principio de la crisis, cuando se intentó culpar de esa crisis al gasto de los pequeños y medianos Consistorios: “se pretendía fusionar municipios y marcar una población mínima de 10.000 ó 20.000 habitantes”. “Aquello fue no entender que la orientación debía ser exactamente la contraria. Los que permanecen, llevando adelante los municipios, los Alcaldes y Alcaldesas de pequeños municipios, son unos héroes, porque son los que están haciendo todo el esfuerzo para fijar la población y prácticamente sin consumir recursos públicos”, y son, añadió, los que permanecen de manera continuada haciendo ese esfuerzo.
Y en este sentido, destacó que cuando en un municipio pequeño o mediano desaparece el foco principal de actividad económica que fija a su población, esas personas se van a las ciudades “que lo atraen todo”. La consecuencia son los desequilibrios territoriales ante los cuales Caballero se decantó por establecer pactos y alianzas entre lo rural y lo urbano. “Las ciudades tenemos que saber que debemos contribuir a fijar la población en el territorio, no estar reclamando que la población se venga a nuestros espacios”.
Esos pactos se pueden materializar en acciones que lleven a la gente a vivir en los pueblos, acciones como reducir los tiempos de desplazamiento del pueblo a la ciudad para acudir al trabajo, establecer en los pequeños municipios instalaciones deportivas que favorezcan estas actividades entre los jóvenes del municipio, hacer que los jóvenes de la ciudad conozcan los entornos rurales, la prestación en éstos de servicios con una calidad razonable… Son actuaciones que “cuestan dinero, pero fijan población. Hay que dedicar más recursos”.
Sin embargo, reconoció, pasar de la teoría a la práctica no es sencillo. “Cuando decimos que necesitamos recursos para la España despoblada, las ciudades reclaman también para sí”; para Caballero, ese planteamiento de “no ver más allá” es un error, porque se puede compatibilizar perfectamente. “Pero necesitamos una reforma urgente” para revertir el fenómeno del despoblamiento, reforma que “hemos de liderar los Alcaldes y Alcaldesas”.